Civic AMG de fábrica? El coche que no conoces.
- Artur Carreira
- 12 ene
- 2 Min. de lectura
Aunque hoy AMG es sinónimo de Mercedes-Benz, en los años 80 y 90 tuvo algunos proyectos fuera de su casa, incluyendo una colaboración poco conocida con Honda. El resultado: el Honda Ballade AMG, un modelo exclusivo para Sudáfrica que nunca llegó a venderse en Estados Unidos, Europa o Japón. Un coche curioso que sus “padres” (Mercedes y Honda) probablemente prefieran olvida
¿Cómo nació esta rareza?
En los 80, Mercedes-Benz de Sudáfrica buscaba un modelo más asequible que el 190 para su mercado, mientras que Honda intentaba entrar en Sudáfrica sin contar con una red de distribución. Así surgió un acuerdo entre ambas marcas: Mercedes fabricaría el Honda Ballade bajo licencia. Este modelo, también licenciado por British Leyland, era básicamente un Honda Civic con un enfoque más lujoso, incluyendo equipamiento estándar como aire acondicionado y tapicería de cuero.
Para integrarse en la gama de Mercedes, el Ballade se ofreció en dos versiones AMG:
180i AMG: con un motor de 1.8 litros (B18B4).
160i AMG: con un motor de 1.6 litros, aunque las fuentes no se ponen de acuerdo sobre cuál era exactamente (podría ser el D16A o el B16A6).
¿Qué tenía de AMG?
A pesar de su humildad, el Ballade AMG recibió algunos retoques de rendimiento:
Resortes Eibach que reducían la altura en 4 cm.
Spoilers más grandes.
Llantas de aleación de la marca alemana Remotec.
Se rumorea que AMG llegó a ajustar la potencia a 173 caballos, aunque esto no está confirmado.
Un misterio en la historia automovilística
El Honda Ballade AMG se vendió durante las generaciones cuarta y quinta del Civic, pero su producción terminó en 2001 cuando se dejó de usar el nombre Ballade a nivel global. La falta de registros claros dificulta saber cuántos se fabricaron o sus especificaciones exactas. Ninguna de las marcas involucradas parece querer reconocer esta colaboración.
A pesar del misterio, el Honda Ballade AMG es un capítulo único en la historia automovilística, una rareza que probablemente no se repetirá. Por eso, merece ser recordado como una verdadera anomalía sobre ruedas.
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